Europeas 2024: El desafío crucial entre autoritarismos y democracias
versione italiana La sfida cruciale tra autoritarismi e democrazie di Pepe Moral Jimènez
Las urnas se han convertido en singulares protagonistas del año con la celebración de elecciones en 70 estados, a las que están convocados más de 4.000 millones de votantes, el 51% de la población mundial. Todo un test electoral a la democracia, que ”registra declives democráticos” en 173 países según el informe anual del Instituto Internacional IDE. Calendario que presenta el aplastante triunfo electoral de Vladimir Putin en Rusia, con la oposición prohibida y perseguida por el reelegido presidente. En Filandia ganó Alexander Stubb del centro derecha y El Salvador votó masivamente a Nayib Bukele que repitió victoria superando el 85%, político calificado “millennial” por su relación comunicacional por las redes sociales, acusado de “populismo antisistema“ por unos y de “autócrata o emperador” por otros. Controvertidas en Pakistan, con la reelección de Shehbaz Sharif de centroderecha, en Azerbaiyán el nacionalista derechista Ilham Aliyeb barrió con mas del 92% y el conservador nacionalista Prabowo Subianto, venció en Indonesia. Legislativas en Bielorusia, considerada la última dictadura del continente,donde la oposición está ilegalizada y sólo compiten los cuatro partidos autorizados por el sistema, que se reparten los escaños. Irán celebró parlamentarias controladas por la teocracia que no alcanzó el 40% de participación, consideradas fraudulentas por la oposición, llamando al boicot la encarcelada por el régimen Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz, y presidenciales en Eslovaquia, con el triunfo del socialdemócrata Peter Pellegrini. Senegal eligió a Bassirou Diomaye, “panafricanismo de izquierda” orientado a liberar al país del dominio económico colonial de Francia, victoria del centro izquierda en las locales de República Dominicana y en Portugal la derecha arrebató ocho años después el gobierno a los socialdemócratas, por la presunta corrupción no confirmada del dimitido expresidente Antonio Costa, absuelto por los tribunales, creciendo la extrema derecha CHEGA, de 12 a 50 diputados.
Municipales en Turquía, con amplia victoria de los socialdemócratas en las principales ciudades del país e histórica derrota del partido islamista de Erdogan, y en la República Dominicana ha vuelto a ser reelegido el socialdemócrata Luis Abinader en la primera vuelta, a las que siguen en el calendario México, Sudáfrica , Islandia, Bélgica, Mauritania, Venezuela, Argelia, Rumania, Mozambique, Lituania o Uruguay, y nuevas elecciones en Irán tras el accidente mortal del presidente, Ebrahim Raisi, y para la segunda mitad del año Georgia, Estados Unidos, Namibia o Ghana. Y en junio las X elecciones europeas, los mayores comicios transnacionales del mundo, cita excepcional cargada de retos que tensan hoy la Unión Europea. Evento clave que determina la composición del Parlamento Europeo formado hoy por 705 eurodiputados, de los que dos de cada cinco son mujeres, órgano legislativo que debate sobre la integración y ampliación en el ciclo post Brexit, en plena expansión de los partidos de extrema derecha que han fortalecido el auge nacionalista de movimientos euroescépticos y el repliegue a las fronteras nacionales, aumentando el rechazo a los ideales de paz, democracia, igualdad, solidaridad y universalidad, origen de la construcción europea.
Dos años después del inicio de la guerra de Ucrania, la primera entre países europeos desde la Segunda Guerra Mundial, y a siete meses de la masacre de Hamás y el genocidio del gobierno israeli en Gaza, la fiscalia de la Corte Penal Internacional ha ordenado como ya hizo con Vladimir Putin, el arresto por crimenes de guerra del presidente, Benjamin Netajanju, y el Ministro de Defensa, Yoav Gallant, continuando la UE sin a adoptar medidas para frenar la masacre del gobierno israelí, actitud inexplicable y contraria a las contundentes sanciones adoptadas contra Rusia por la invasión de Ucrania. Dominados los discursos políticos por la escalada militar y la amenaza de una confrontación nuclear, parece que estamos condenados a una nueva Guerra Fría, congelada la palabra paz en el lenguaje gubernamental y silenciada en las agencias internacionales de prensa, que está siendo contestada por la movilización global y los estudiantes en las universidades de todo el mundo, desde EEUU hasta el Líbano pasando por Europa y la India, en defensa de la paz y solidaridad con la población palestina.
Incierto escenario geopolítico cuando aún permanecen activos 58 conflictos bélicos en el planeta que afectan a más de 1.200 millones de personas, provocando en 2023 más de 110.000 víctimas, obligando según la ONU a 114 millones de inocentes a abandonar su hogar y a huir a 36,6 millones de refugiados, el 41% menores de 18 años. Panorama que abre el debate sobre el papel que debe jugar la Union Europea entre la paz y los intereses comunitarios, o seguir subordinada a EEUU en perjuicio del orden internacional y de la ciudadanía europea. Institución que viene priorizando el mercado interior y los intereses de las grandes empresas multinacionales, relegando las políticas sociales que amplian la brecha de la desigualdad y quiebran la cohesión , que según Eurostat alcanza a 95 millones de personas, el 22% de la población, que se encuentra en riesgo de exclusión social, principal causa de la pobreza infantil que supera el 19%. Suenan tambores de guerra agitados por dirigentes europeos que llaman al aumento de los presupuestos militares, desde la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell, uniéndose al coro el primer ministro polaco Donald Tusk “estamos en una época de preguerra” o la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, que reclama “multiplicar la inversión en armamento ante el riesgo de invasión”.
Al mismo tiempo comienza a hablarse de implantar de nuevo el servicio militar obligatorio en Alemania, siguiendo el ejemplo de los 72 países del mundo donde continúa vigente, entre ellos los europeos Suecia, Austria, Estonia, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Letonia Lituania, Noruega, Chipre, Suiza, Moldavia y Ucrania. Elecciones europeas que se celebran cada cinco años desde 1979 para elegir a 720 eurodiputados, quince más que en 2019, en representación de casi 450 millones de personas. Campaña electoral que arranca con discursos de los principales líderes llamando a la militarización de la economía europea conectada a la industria militar, ante una tan hipotética como delirante invasión rusa, derroche en armamento que empobrecerá a las mayorías populares y debilitará aún más los estados de bienestar. Muestra la demoscopia un aumento del interés por las elecciones quesegún el Eurobarómetro alcanzará la participacion al 64%, cifra ligeramente más alta que en 2019, y muy superior al mínimo histórico del 47% en mayo de 2011, valorando positivamente el 61% de los europeos la pertenencia a la UE.
El previsible crecimiento del apoyo a los partidos de extrema derecha sobrevuela las urnas, pronóstico en el que coinciden los estudios de opinión, que auguran un Parlamento más atomizado y menos proeuropeo, sembrando dudas sobre el futuro de la UE en medio de la recesión económica, inflación y crisis energética. El PE es la única de las tres principales instituciones de la UE elegida directamente, que junto a la Comisión Europea y el Consejo Europeo, constituido por los ministros nacionales y gobiernos, forman el triángulo de instituciones que trabajan coordinadas con importantes divergencias, en materia climática, migración y asilo, regulación digital, mercado único o el presupuesto comunitario. Elecciones que parecen lejanas pero que condicionan nuestro día a día, votaciones que se inician el jueves 6 en los Países Bajos y culminan el domingo 9 de junio. En Bélgica, Bulgaria, Luxemburgo y Grecia el voto es obligatorio y la edad mínima en la mayoría de los estados está fijada en los 18 años, 17 en Grecia y desde los 16 en Bélgica, Alemania, Malta y Austria, y para ser elegible se exige haber cumplido 18 años en Alemania, Francia, España y 25, en Italia y Grecia. El histórico de participación se caracteriza por índices bajos, aumentando ligeramente hasta el 50,66% en las últimas celebradas hace cinco años, donde destacan Bélgica con un 90% y el mínimo del 18% registrado en Eslovaquia. Los pronosticos apuntan a un importante viraje a la derecha, con el crecimiento de los partidos populistas y de la derecha radical en votos y escaños en toda la UE, y la pérdida de apoyos electorales y eurodiputados, del centro derecha , centro izquierda y Los Verdes. Las fuerzas de ultraderecha van por delante en nueve países Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría ,Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia, y quedan en segundo o tercer lugar en otros nueve, Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumania, España y Suecia. La encuestas de Europe Elects, la estadounidense Político e Ipsos para Euronews, muestran un arco parlamentario en el que los dos principales y mayoritarios grupos políticos del Parlamento, el Partido Popular Europeo y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas continúan con tendencia a la baja.
El probable giro a la derecha puede superar la tradicional “ gran coalición” de las fuerzas centristas, sustituida por una alianza de las derechas formada por demócrata cristianos y liberales, que dará a la derecha radical una mayor presencia en la Comisión Europea, condicionando las políticas comunes en materias de cambio climático, igualdad de género o migraciones, relaciones internacionales y colaboracion mediterránea, ante la ola de racismo, xenofobia e islamofobia, que alentada por la derecha ultra invade el continente, patologías sociales que expresan el odio al diferente. Los conservadores del Partido Popular Europeo parten como favoritos con 187 escaños, seguido de los socialdemócratas con 147. Retroceden y pierden una veintena los liberales-centristas de Renovar Europa hasta ahora tercera fuerza, Los Verdes bajan de 71 a 61 y sube ligeramente de 37 a 42 el grupo de La Izquierda. Crece la extrema derecha organizada en dos grupos parlamentarios, aumentando por un lado los 68 actuales de Conservadores y Reformistas Europeos formado por Hermanos de Italia de Georgia Meloni, los españoles de Vox o los polacos de Ley y Justicia que podrían crecer hasta los 83 eurodiputados.
Perspectiva que mantiene también Identidad y Democracia que reúne a la Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, o la Liga de Italia de Matteo Salvini, que podrían crecer 20 escaños llegando a 92, dando la suma por bloques mayoría por 443 escaños a la derecha en la futura eurocámara, que ampliará la posibilidades de un mayor número de comisarios ultras, que como advierte el investigador del CIDOB Héctor Sánchez, podría llevar a una “parálisis institucional” ralentizando las políticas que combate la extrema derecha. Militarizado el pensamiento y la economía europea, la retórica bélica se impone estos dias en los discursos de los gobiernos y líderes europeos, despues de la entrada rompiendo el estatus historico de neutralidad de Finlandia y Suecia en la OTAN, culminando la metamorfosis del proyecto democrático europeo original, de democracia, paz, derechos humanos, libertad, igualdad social y diversidad cultural.
Polarizada confrontaciòn programática entre la derecha involucionista, interesada en vaciar de contenido el modelo democrático europeo, el más avanzado y progresista del planeta, remarcando las fronteras nacionales, debilitando los estados de bienestar y levantando un muro en el mediterráneo. Y el polo progresista, movilizado para consolidar la democracia y los avances sociales, el cumplimiento de los derechos humanos, las políticas sostenibles, la igualdad de género y un espacio de paz convivencia y prosperidad compartida, ante el reto de la transición energética y digital, la era de inteligencia artificial, amenazado por la agenda ultra, que podría significar el fin del sueño europeo diseñado hace más de 50 años. A dos semanas de la cita con las urnas, se han reunido en Madrid líderes de partidos de la ultraderecha global para coordinar la agenda ideológica neofascista de odio viral, polarización y violencia híbrida. Estrategia de involución democrática caracterizada por la censura cultural y periodística, el lawfare (judicialización de la política con falsas denuncias), la desinformación, los bulos al estilo Trump y activar lo que definió como ‘máquina del fango’ el filósofo Umberto Eco.
Akelarre del ecosistema ultra en la que han participado entre otros la presidenta italiana Giogina Meloni, el húngaro Orban, la francesa Le Pen, el chileno José Antonio Kast, el portugués André Ventura, Mateusz Morawiecki de Grecia o el ministro israelí Amijail Chikli, para proclamar el odio al inmigrante, el rechazo a la diversidad de género, el negacionismo climático, la invasion islamista y autoproclamarse “patriotas europeos”, defensores del legado de las naciones con raíces “judeo cristianas”. La guinda al delirante festival tóxico la puso motosierra en mano el presidente argentino, Javier Milei, autodefinido como anarcocapìtalista y al que otros califican de fascista de manual, afirmando que “la justicia social es una aberración” y que “los impuestos son un robo”. Como dijo el filósofo Antonio Gamsci, que murió encarcelado por Mussolini: “cuando el viejo mundo se muere y el nuevo tarda en aparecer, en ese claroscuro surgen los monstruos”. En Alemania 30 grandes consorcios empresariales se han movilizado en alianza para frenar el voto ultra al considerar que “que divide a la sociedad y temen una ola de violencia política y social que ponga en riesgo la prosperidad en el continente”, llamamiento al que se ha sumado el presidente español Pedro Sanchez, llamando al empresariado a imitar la iniciativa alemana. Las elecciones no las ganan las propuestas más justas y solidarias sino quienes más votos obtienen. Por eso para consolidar la convivencia democrática, la paz, los derechos humanos y las conquistas políticas de libertad e igualdad, más amenazadas hoy que nunca, es necesario, oportuno e inaplazable que las urnas se llenen de votos de futuro y esperanza.